miércoles, 20 de julio de 2011

Esos breves momentos.

Existen breves momentos de la vida en los que nos quedamos viendo nuestra alma gemela ante nuestros ojos y nos quedamos como tontos admirando el aire que esa persona deja al pasar a nuestro lado.
No hablo de esa persona que nos toca el corazón y acaba siendo nuestra pareja,o esa top-model que nos gusta muchísimo; sino esa persona que en tus adentros vives doscientos tipos de situaciones para presentarte, o entrablar conversación.
Se sienta enfrente o cerca, puedes ver lo que lee, o ves la mirada que echa por la ventana pensando en Dios sabe qué. Son minutos agónicos para tu alma, pero tu cerebro y cuerpo no reaccionan y no sabes porqué.



No sé es algo extraño.

O también esos momentos , que lejos de la ebriedad de un fin de semana cualquiera, podamos encontrar a ese chic@ y que hablas, bailas, te lo pasas genial, pero no te da su número y esperas verlo/a pero nunca vuelve a aparecer y siempre te quedará esa duda de si esa persona podría haber sido algo más.

Qué duro es encontrar esa mitad que, dicen los románticos, nos falta para ser uno con el universo.
Qué duro es encontrar el entendimiento y la complicidad de otra persona,lejos del amor y sexo.

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